Esto se debe a múltiples y vergonzosos factores. Ambos bandos, tanto los aliados como el Eje, ejercieron uso de las peores (o mejores desde el punto de vista técnico) armas que había disponibles, además de utilizarlas tanto en contra de la población militar como de la civil.

Y ya solo hablamos de la guerra, y no
de la represión que ejerció la Alemania
nazi sobre la población marginada, homosexual, gitana, comunista o, sobre todo,
judía. ¡Y los aliados, portaestandartes de la paz y la prosperidad,
bombardeando a población inocente tal como les habían hecho a ellos! Y es que
el ojo por ojo y diente por diente estuvo irónicamente más presente que nunca.Los tanques, los acorazados, los submarinos. Y la gran estrella: la bomba atómica. El mayor pepinazo de la historia que acabó en segundos con una ciudad entera. Que inteligentes somos los humanos, ¿verdad? Vencedores y vencidos se desgastaron mutuamente con todo lo que tenían para conseguir nada. Bueno sí, escombros que recoger y familias que consolar. Y lápidas. Muchas.
Ya decía Einstein, coetáneo de estos acontecimientos, que no sabía cómo sería la tercera guerra mundial. Pero sí la cuarta: con piedras y palos.