La muerte de Franco dio lugar a una España llena de
incertidumbre, la cual muchas veces lleva de igual manera al miedo. Nadie se
atrevía a enfadar demasiado a aquellos que aún se declaraban afines al régimen
franquista. Los del Búnker, como se les conoce, nunca desaparecieron del todo.
La constitución española se realizó a prisa, pero a
través del consenso, por lo que se generaron grandes dosis de cal y otras
tantas de arena para contentar a todos los presentes (comunistas y franquistas
en la misma sala). La constitución fue redactada, de manera necesaria y
correcta, en un instante concreto de la historia. Sirvió para dar paso a la
democracia, en efecto. Pero cabe preguntarse: ¿Ha evolucionado algo la sociedad
española desde 1978 (una sociedad recién salida de 40 años de dictadura) hasta
hoy en día, con el grueso de la población criado en democracia? La respuesta
parece responderse sola.
Quizá la reforma no sea totalmente necesaria.
Probablemente nos podamos arreglar bien con lo que tenemos. Hoy en día todo parece
caber en el marco constitucional, pero... ¿cuánto tiempo tardaremos en
vernos inmersos en un mundo en el que las viejas leyes no nos sirvan? ¿Cuándo
entrarán las redes sociales, Internet, uso de nuevas tecnologías en general en
los estatutos de los estados del mundo?
En
conclusión, deberíamos atrevernos a abrir esta caja de Pandora tapada por la
pereza e inmovilismo, por la aparente veneración que algunos sienten hacia la
constitución de 1978.


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