Ahora bien, sería de lo más hipócrita quedarse
ahí, en una versión aguada y pesimista del tema. Habrá cientos de artículos
despotricando contra Internet irónicamente en el propio internet.
La Red no es un problema. El mal uso del que presumen
algunos, sí. Tan solo es una herramienta poderosísima, una simple telaraña que
todo lo conecta. No es un malvado Ente que corrompe todo lo que toca y a todo
lo que se acerca. Es, simple y complejamente, el megáfono, el micrófono más
grande jamás construido. Y como tal, su objetivo amplificar nuestra voz, la
comunicación, al máximo.
Vivimos rodeados de gente que berrea con el apodo
de cantante, adjudicándose un amplificador que de buena gana podría continuar
en la tienda. De la misma forma, magníficos cantantes se ven sin la oportunidad
de brillar. ¿Y acaso no les ayuda un gratuito canal de YouTube a hacerse ver? Ahí residen el problema y maldición de Internet: tan pronto te sale un artistazo como te sale Justin Bieber.
No le echemos la culpa de nuestras desgracias,
porque nosotros somos sus productores y consumidores colectivos. Bien utilizado
y bien explotado, no me quedo tan solo en asentir en cuanto a que permite un mundo
mejor, sino que es la clave para lograr el mejor de los mundos.
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